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CÁNCER: HORÓSCOPO DEL EQUINOCCIO 2017


CÁNCER

Para Cáncer he elegido una película mágica: “La leyenda del pianista en el océano” la inolvidable historia de Novecento, nacido en un barco que se convierte en su “casa” y donde transcurre toda su vida. Rodeado del azul del océano y del agua, elemento de las emociones, donde el Cáncer se encuentra más cómodo.

El barco se convierte en el símbolo de su seguridad, en puntos de referencia y costumbres que, todos juntos, hacen su casa. Novecento se convierte en un pianista sublime, aprovechando la extraordinaria creatividad y capacidad de generar vida, que hace único el signo, pero que se niega a salir del barco para seguir el amor de su vida. Hasta que, llega un punto donde el barco cumple su último viaje antes de ser desguazado, y Novecento se encuentra frente a la difícil elección de bajar, de dejarlo, o de permanecer pegado al cascarón hasta el final.

Es, justo aquí, que el camino del Cáncer se separa de lo de Novecento, porque en 2017 llega el momento de bajar a la tierra, de llegar a las costas de un nuevo mundo, un continente de satisfacciones que posee mucho por dar, a condición de que el Cáncer sepa ponerse en juego, dejando la seguridad de las costumbres de siempre.

Para ser más concreto, este 2017 es un año que va a ofrecer al Cáncer muchísimas ocasiones de cambio y de renovación, con ofertas de trabajo diferentes de lo habitual, con deberes y tareas que supondrán desplazamientos, nuevos destinos o escenarios. Pues, será un año bajo el signo de las ocasiones que van a cambiar profundamente la vida, con cambios de casa, ciudad, trabajo, en algunos casos también continente. Ocasiones que contienen la semilla preciosa de un renacimiento. Acogerlas significa cabalgar una ola de evolución. Quedarse pegados al cascarón de las seguridades de siempre significa renunciar a ocasiones importantes.

Pero hay que aprovechar todo de manera más profunda, porque las grandes enseñanzas de la astrología se refieren a la esfera interior antes que la exterior, y, a menudo, la última representa solo el reflejo de la primera. Para encontrar la fuerza de “desembarcar” en las orillas de un cambio, el Cáncer este año tendrá que investigar dentro a sí mismo, volver a encontrar y a descubrir las agallas, el coraje y la determinación que es capaz de tener.

El Cáncer es un signo “Cardinal”, naturalmente emprendedor y propenso a tomar iniciativa. Es el signo que – simbólicamente hablando – “genera la vida”, crea realidad a su imagen y semejanza (a partir de los hijos para llegar a cada forma de creación que le permite la expresión de sí mismo) y para hacerlo, necesita de una extraordinaria fuerza vital.

Es que, en los últimos años, ese coraje fue un poco puesto a prueba. La oposición de Plutón, de hecho, a partir de 2008 ha encendido algunos miedos, provocando mecanismos de asombro conectados sobre todo a las relaciones interpersonales más cercanas. Sigamos con la asociación de ideas: Plutón representa el poder personal y también refleja los miedos del inconsciente. A partir del 2008 está en oposición, pues afecta sobre todo al área de las relaciones interpersonales más cercanas, entre todas, el amor, la relación entre las parejas, y también, en el trabajo, las relaciones con socios y compañeros de negocios. Su efecto, entonces, es lo de impulsar a muchos nacidos del signo (de momento sobre todo a los nacidos de la primera y segunda décadas) a pasar revista a muchas relaciones haciéndose esta pregunta: ¿corresponden a un verdadero deseo de compartir, o compensan un substancial miedo de no ser capaz de hacerlo solo?

Con Plutón en oposición, la fuerza del cielo nos vamos a liberar de las formas de condicionamiento, y es normal que la respuesta sería en el primer caso (para las relaciones, es decir, elegidas, deseadas y vividas de manera libre y consciente) una rotunda confirmación. En el segundo caso, una revisión radical.

Pues entonces, se trata del desafío que Novecento tiene al cruzar el paseo marítimo y desembarcar en un Nuevo Mundo, se plantea un desafío más profundo: encontrar una renovada consciencia que le permita alcanzar cualquier cosa, lejos del cascarón de las costumbres y de la seguridad de siempre, y de poderse reinventar siguiendo las indicaciones de nuestros deseos más profundos. Como decía, el “nuevo continente” es bastante parecido a todos los ámbitos de la vida, del trabajo, lugar de residencia, la casa de amigos: para muchos consiste en afrontar una cuestión sin resolver y acercarse más a la familia de origen, acortando una distancia que pesaba sobre el alma.

Y, naturalmente, se refiere también al amor. Para quien ama, se trata de dar un paso decisivo hacia nuevos cumplimientos de parejas que, si por un lado conllevan nuevas tareas y mayor responsabilidad, por el otro, son sinónimos de crecimiento, de progreso y de gran satisfacción. Para muchas parejas será el año del “sí”, en que se va a poner una cuna al lado de la cama, o de la primera experiencia de vida bajo un mismo techo. Pero quisiera dedicar algunas palabras más a los nuevos amores, o mejor dicho, a las nuevas ocasiones para sacar el corazón del armario y volver a “llevárselo”.

En el nuevo año, especialmente alrededor de febrero y marzo, es posible que haya encuentros que van a afectar (positivamente) la vida diaria de los que actualmente no creen poder volver a enamorarse. O los que se arrastran cansadamente por una relación que no tiene algo más que dar porque (volviendo al tema de Plutón) no creen merecer más o poder alcanzar cualquier cosa solo.

En el nuevo año, al contrario, el corazón va a volar alto, con encuentros que representan verdaderas chispas vitales. En muchos casos, para gozar del poder de la renovación, hay que invertir las perspectivas de siempre, dejar de mirar las cosas con un telescopio e interrumpir el largo recorrido de (“¿va a quedar bien?”, “¿va a durar?”, “¿dónde me va a llevar esto?”, “¿y si voy a arruinar una amistad?”) y volver a descubrir todo a través de la lupa de las emociones (“¿me gusta?”, “¿me hace sentir vivo?”).

Pues, jugando a cambiar el final de la película, imagino a Novecento, que, llegado a las orillas del Nuevo Mundo, por fin realiza la brillante carrera que su barco no le podría nunca ofrecer, y construye el amor que en el barco nunca podría vivir. Lo imagino satisfecho, feliz, crecido. Y te veo a ti, mientras cruzas tu paseo marítimo y, con la misma impaciencia de renacimiento, das tu primer paso a tu nuevo continente. Vuelves a tomar las riendas de tu propia vida, más seguro de tu valor, en una palabra: libre.


© Simon & The Stars
© Translation: Nicolò Porcellato

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